Como si de una gran superproducción de cine se tratase, el Caso Gowex se presenta como un gran espectáculo de ilusionismo empresarial, perfectamente dirigido porsu artífice, el mago y reconocido gurú del marketing -a pesar de que se le haya retirado el premio recientemente concedido-, el señor Jenaro García, el cual ha visto cómo la gran mentira, de la cual un día acabó siendo prisionero, se ha visto destapada por un informe de los analistas de la ciudad del murciélago (Gotham City Research).
Pero para conocer bien esta historia de éxito, la cual terminará presumiblemente en pesadilla, debemos remontarnos a su origen. Constituida en 1999, Gowex ha sido para muchos el paradigma del éxito empresarial y el modelo de emprendimiento made in Spain, del que aprender y del que fijarse en época de graves crisis, de austeridad y de atonía de los mercados.
Y no faltaba razón para tirar de orgullo patrio, al advertir sobre el vertiginoso crecimiento del negocio -facturación de aproximadamente 182 millones de euros-, visibilidad y presencia en los principales mercados -redes wifi implantadas en unas 65 ciudades-, cotización en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) y el reconocimiento nacional e internacional que tanto Gowex -premio Start-Ex 2013, galardón a la Best New Listed Company del MAB-, como su visionario -emprendedor del Año por Ernst&Young, premio nacional de marketing- venían cosechando durante los últimos años.
Lamentablemente, y como ya vimos este año en películas de trama similar a ésta y que versan sobre la especulación bursátil y el falseamiento contable, el final del cuento para Gowex no tiene visos de ser feliz.
La burbuja estalla tras conocerse, en primer término, el contenido del informe presentado por Gotham City, el cual advertía de graves irregularidades contables, depreciando el valor de sus títulos hasta los 0,00 euros. Acto seguido, se acuerda la suspensión de su cotización en el MAB. El esperpento continúa con las investigaciones abiertas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) por posible abuso de mercado, y todo concluye con el mea culpa que entona Jenaro García a través de las redes sociales, reconociendo falseamiento en las cuentas -curiosamente, sólo de los últimos cuatro ejercicios- y pidiendo perdón por el daño causado.
Tras el ‘gran escándalo’ que rodea a la ‘joya’ del MAB, se presentan muchos interrogantes que tanto el Gobierno como los organismos reguladores del mercado bursátil y agentes partícipes en el proceso tendrán que tratar de despejar cuanto antes: ¿seguridad de los mercados? ¿Responsabilidades por el daño causado? ¿Situación en la que quedan los accionistas minoritarios?
En mi humilde opinión, el caso Gowex ha vuelto a poner de manifiesto y a desnudar las graves carencias de nuestro régimen de supervisión bursátil y, en particular, de un MAB, creado “con la finalidad de ofrecer una alternativa de financiación para pymes”, pero que desde sus inicios, y a tenor de los hechos, se recuerda más por los graves fiascos de sus empresas (Grupo Nostrum, Zinkia, Bodaclick y ahora Gowex) que por el beneficio financiero que genera.
Por todo ello, entendemos que es imperativo y extremadamente urgente el que se revisen cuidadosamente todos los hechos que rodean a esta presunta gran estafa, así como el papel que directa o indirectamente hayan podido tener en todo este despropósito el BME, la CNMV, el MAB, los auditores de Gowex, el asesor registrado y las casas de análisis, depurando responsabilidades en función del grado de culpa atribuible a cada uno.
Al margen del daño a la marca España y al de nuestro prestigio bursátil internacional, algo de lo que preocuparse muy seriamente es la grave situación en la que se deja al accionista minoritario que, confiando en la seguridad del MAB y de un sistema autorregulado que evidencia sus lagunas, ahora temen por recuperar una inversión depreciada a 0,00 euros.
Pues bien, la respuesta por parte de los accionistas minoritarios no se ha hecho esperar. En este sentido, además de la denuncia presentada el pasado viernes día 4 de julio de 2014 ante Fiscalía General del Estado por la Asociación Europea de Inversores Profesionales (Asinver), la Asociación Española de Accionistas Minoritarios de Empresas Cotizadas (Aemec) ha anunciado su propósito de “iniciar actuaciones judiciales contra Gowex, su órgano de administración, M&A Auditores y el asesor registrado, Ernst & Young, para depurar las responsabilidades que puedan derivarse”.
En todo caso, al margen de las acciones judiciales que se inicien, los afectados, como accionistas de Gowex, deben adoptar medidas encaminadas a salvaguardar su posición como propietarios de la misma.
Para ello, asociaciones como Aemec, favorecen y coordinan la representación colectiva de los accionistas minoritarios, los cuales ven cómo sus derechos políticos, y en particular, su voto en las Juntas, adquieren un peso muy superior al que tendrían acudiendo en solitario, lo que se traduce en mayor control sobre la marcha de la sociedad -derecho de información, aprobación de cuentas, nombramiento de auditores y supervisión del órgano de administración-.
Por poner un final a este artículo con tintes cinematográficos, quisiera recordar las palabras del Gordon Gekko en Wall Street: “La codicia, a falta de una palabra mejor, es buena; es lo que ha marcado la vida de la humanidad”, y mientras esta premisa no cambie, casos como el de Jenaro García volverán a llenar las hojas de nuestros diarios.
Si estás interesad@ en profundizar más sobre este tema contacta con Federico Pérez-Padilla Díaz-Castanys